El concepto de Soy Carambolo habla de un ejemplar pastero con tamaña dimensión dentro del campo gradual. En su regreso a esa superficie, más exactamente en la cancha secundaria del Hipódromo Argentino, regresó al triunfo, justamente a la vuelta de una patinada en el Clásico General Belgrano (G2, 2500mts.). Ese estatus quedó a salvo con el trofeo del Clásico Chacabuco (G2, 2400mts.), en resonante impacto.
Afuera Ordak Dan (por una cuestión física menor), su verdugo en el Gran Premio 25 de Mayo (G1), la pizarra quedó a disposición del vástago de Val Royal. El veterano Zeide Isaac (USA) volvió a ser aquel de sus viejos tiempo, tomó el comando de las acciones, dejó por el camino a un Río Plateado que se animó a trazarle lucha y sobre la recta final se abrió en lucha con Latín King, al que también quebraría por el placé. Toda esa escena dejó el plato a disposición del favorito.
Con Juan Carlos Noriega sin perder un metro en el abrigo a las tablas, el pupilo de Roberto Pellegatta achicó desde la zaga al promediar la longitud y al dejar el último codo estaba llamado a definir. Mientras a media cancha se olvidaban de su figura, la propiedad del Haras Polo desbordó la escena y cruzó la sentencia con 2 largos al frente. Tercero, 4 cuerpos después, la arremetida del noble El Santino (6900 metros en menos de un mes...).
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