miércoles, 17 de agosto de 2016

El libro de las excusas del turf

En el fascinante mundo del turf generalmente se puede apreciar después de una carrera montones de excusas por las cuales un caballo a perdido, pero lo que jamas será aceptado es que nuestro pupilo a caído por falta de furia o tal vez por la superioridad de los rivales. Tanto propietarios, como cuidadores, jockeys, peones, apostadores y todo personaje que a usted se le puede ocurrir que estaba esperando la victoria de algún caballito le va a encontrar motivos a la derrota, aunque siempre alejándose de que le ganaron bien y que para poder ganar tendrá que anotar en una carrerita más accesible. Queremos acotar que esta nota no está motivada para que nadie se ofenda, si no para que todos pensemos y nos resulte divertido las cosas que decimos los protagonistas del turf cuando los resultados vienen "de culo". También destacamos que en muchos casos son problemas reales que tuvieron los caballos en el desarrollo y también de salud. El Libro de Las Excusas está escrito en varios capítulos, y al primero lo vamos a lanzar nosotros. Tal vez al tomo 2 los escriban todos ustedes que seguramente se verán reflejados en una u otra situación que pasamos a detallar.

Mi caballo perdió por que: "Lo mataron en la suelta", "Se fue de manos", "Hocicó al largar", "Largó frío", "Largó al rato", "Se fue de patas", "Lo fueron a buscar en la largada", "Me apuntaron en la suelta", "Al mio lo encerraron en la suelta", etc. Estas excusas son dadas cuando el caballo inmediatamente quedó fuera de carrera, nunca se nos va a pasar por la cabeza que si el nuestro fue encerrado fue por que el otro es más ligero.
Ahora vamos a dar contratiempos de desarrollo: "Buscaba el codo", "Cargó tarde", "El jockey liquidó antes de tiempo la carrera", "Se venia cayendo", "El césped pesado lo mató", "Revotaba en la dura", "Se comió el codo", "Saltó la sombra", "Lo encandilaron las luces", "Se corrió la carrera antes de tiempo", "La donó por venir desconectado", "No hay que mostrarle la pista", "Se comió un cajón", "En los 300 le ganaron el tirón", "Abanicó más de lo debido en el codo", "Se comió el tren carreta que le dibujó el puntero", "Cuando arrancó ya estaban en las duchas", "Le cortaron la atropellada y para colmo uno que ya estaba sin ninguna chance de ganar", "Se fue a muerte adentro en la recta de Palermo lo que es prohibitivo", etc.
Si el resultado no es el deseado como normalmente sucede buscamos un problema físico en nuestro pupilo para dejarle abierta la posibilidad de un inmediato desquite. Entonces decimos: "Echó sangre", "Se infló", "Doloridito de atrás", "Le duele la manito", "Luxó el paladar", "Este ronca al trote", "Se tragó la lengua", "Se envaró", "Lo mató el viento de frente por que ronca", "Le dió un golpe de calor", "Lo mató el vapor", "Le saltaron sobrecañas", "Se hachó", etc.
Sin embargo cuando el caballito nuestro gana, aunque sea la carrera más pobre del programa nos nace un optimismo descomunal, tomamos aires en nuestros pulmones y nuestro corazón late más fuerte, comenzamos a "soñar" y decimos: "Hasta los clásicos no para", "No podía perder", "Te dije que era un pingo bárbaro", "Que le iban a ganar estos perros", "Este es una maquina de correr", "Cuando mirara para adelante los mataba", "Corría solo", "Los dejó ciegos a pedradones", "Es el mejor que hay en muchos kilómetros a la redonda", "Este sirve para la corta, para la larga y para cualquier cosa", "Los asesinó", "Era fija nacional", "Con este nos salvamos todos", etc. 
Como ustedes verán son por los distintas estaciones por la que los caballos de carreras nos hacen pasar. Seguramente en el próximo tomo del Libro de Las Excusas y también de las emociones cuando nos toca ganar seguiremos dando nuevas explicaciones para no aceptar las limitaciones de nuestro parejero o por el contrario para darle un valor astronómico a la hazaña mínima que a realizado. Por que el turf de sueños se nutre y todos los que componemos esta hermosa actividad en cualquier lugar que nos toque estar dentro de la misma siempre creemos estar en la justa, en lo cierto, en la precisa. Es parte de nuestra raza.



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